Publicado el 17/02/2022
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El 18 de febrero es el Día internacional de la Mujer de las Américas. Su objetivo es reconocer el papel fundamental de las mujeres como agentes de cambio social a lo largo de la historia. Si bien se trata de América Anglosajona y Latina, nos proponemos un análisis de la lucha hermanada de aquellas mujeres latinoamericanas.
Al pensar en todas las mujeres luchadoras de América, inevitablemente pienso más en Latinoamérica, nuestro Abya Yala como la llaman los pueblos originarios. Esa lucha por los derechos humanos y la búsqueda de igualdad de género ante un sistema capitalista heteropatriarcal que nos oprime históricamente, que se impuso a través de la ocupación de nuestros territorios y sobre nuestros cuerpos de mujeres. Es por eso que en este día me surge la idea de pensar en la Matria Grande.
Revisemos conceptos… La patria tiene que ver con la unidad nacional, la memoria de un pasado en común y al mismo tiempo pensar en el futuro común. En cuanto a la Patria Grande remite a la pertenencia común de las naciones latinoamericanas y su unidad política. Tiene que ver con los ideales de los libertadores José de San Martín, Simón Bolívar y José Gervasio Artigas, también del Che Guevara y tantxs compañerxs que soñaron con un territorio unido y fuerte, ante los intereses imperialistas de los países del hemisferio norte.
En ese sentido se cae también en paternalismos y para corrernos de eso, prefiero pensar en la Matria Grande. Porque la lucha feminista busca un cambio social que no solo va en contra del sistema capitalista globalizado, que genera profundas desigualdades económicas en los territorios del sur, sino también en su modo patriarcal de opresión, contra mujeres y disidencias.
Matria Grande somos todas hermanadas en las calles al grito de América Latina va a ser toda feminista. Buscando cambiarlo todo, por el aborto legal, contra la violencia de género, contra la justicia patriarcal, para que dejen de matarnos. Esta lucha es histórica.
La historia de nuestro continente empieza por los pueblos originarios. Sus modos de vida y de respeto a la pacha, la mapu, la tierra… fueron reemplazados por extractivismo, destrucción ambiental y desigualdad social y económica. Ese sistema se impuso a través del genocidio durante la Conquista y Colonización junto con la evangelización y continuó durante la formación de los Estados nacionales bajo el poder de las oligarquías terratenientes. Sin embargo, la lucha de las comunidades originarias en resistencia sigue estando presente en la actualidad, con representantes mujeres. Una de ellas es Moira Millan, weychafe mapuche y activista por los derechos humanos y ambientales, coordinadora del Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir.
En una entrevista para el podcast “Ey, Patria mía” del CCK, Moira afirma que nunca se sintió parte de la patria, al considerarla opresora, de fuerza invasora, machista y misógina. La idea de patria se le asemeja al patrón de estancia, a los huincas que mataron a su gente. La relación de los pueblos originarios con los Estados Nación siempre fue nefasta y sigue en tensión constante. Estos Estados en los cuales muchos siguen en manos de gobiernos de derecha, racistas anti indígenas, que llevan a cabo políticas de negacionismo, y permiten que el latifundio extranjero siga avanzando en el terricidio, contra las comunidades campesinas y originarias.
Moira sostiene que es necesario situarse ante el porvenir y despertar fraternidad de los pueblos a través del reconocimiento de la plurinacionalidad. Es necesario reconocer la existencia de varias naciones que forman un Estado, y que implica la existencia de múltiples comunidades, conviviendo en respeto a la interculturalidad. Para eso es necesaria la influencia en los sectores populares, y presionar a los gobiernos para lograr un nuevo modelo organizativo.
Movimientos feministas y ambientalistas dan cuenta de la crisis global, que los Estados nación no van a poder resolver, porque continúan reproduciendo el sistema que nos oprime. Particularmente el Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir, no se considera feminista, sino antipatriarcal y anticlerical. Moira cree que no se puede hacer una lucha antipatriarcal si no es anticolonial, antirracista y que el feminismo es una construcción antropocéntrica de la lógica huinca europea. El patriarcado es un aspecto más del colonialismo. Antes de que llegara el Estado huinca y su cultura occidental, había un reconocimiento de múltiples géneros, no binario. El binarismo lo trajo la colonialidad.
Muchas son las mujeres indígenas del Abya Yala, referentas de lucha por los Derechos Humanos, Rigoberta Menchú, es una de ellas. Activista, premio Nobel de la Paz, defensora de la justicia social del pueblo guatemalteco, y todas las repúblicas bananeras de Centroamérica oprimidas por el Imperialismo. Pensamos en La Comandanta Ramona, mujer indígena tzotzil, que formó parte del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, de Chiapas, México. Líder del Movimiento de mujeres, que demandaron al gobierno neoliberal por los derechos reproductivos, educativos, políticos y laborales de las mujeres. Destacamos también a la hondureña Berta Cáceres, líder indígena lenca, feminista y activista del medio ambiente, del rescate de la cultura lenca y mejorar las condiciones de vida de la población de la región. Berta cofundó el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras. Se destaca su lucha contra el proyecto de la represa de Agua Zarca en el río Gualcarque, contra proyectos mineros y madereros. Como consecuencia de su lucha, fue asesinada en 2016.
Las guerras de Independencia marcan un inicio en la formación de los Estados nacionales americanos. Siempre se enaltece la gloria de los libertadores, que lucharon contra el ejército realista, y poco se habla de las mujeres que participaron. Una de ellas fue María Remedios del Valle, afrodescendiente, “parda” según el sistema de castas de la época. Participó en varias batallas, entre ellas la de Tucumán en 1812, donde se ocupó de los heridos. Los soldados comenzaron a llamarla “la madre de la Patria”, por ser salvadora de numerosas vidas.
Por su parte, Juana Azurduy, luchó en el Ejército del Norte, logró reclutar alrededor de 10.000 indígenas, comandó tropas y colaboró con Martín Miguel de Güemes luchando en más de treinta batallas, haciendo posible la liberación de Arequipa, Puno, Cusco y La Paz. Entre sus combatientes se destacan “Las Amazonas”, un grupo de mujeres mestizas e indígenas movilizadas por la causa de la liberación del pueblo.
Argentina declaró su independencia en 1816 y Bolivia, en 1825. Si bien el rol de Juana fue indispensable en la guerra, murió en el olvido y la pobreza. El mismo Simón Bolívar reconoció:
Este país no debería llamarse Bolivia en mi homenaje, sino Padilla o Azurduy, porque son ellos los que lo hicieron libre.
Tras las declaraciones de independencias, se abre un proceso de formación de los Estados nacionales a lo largo del siglo XIX, marcados por un fuerte componente racista al avanzar en el genocidio a pueblos originarios, que se puede identificar en las llamadas Pacificación de la Araucanía por parte del Estado chileno, y la Campaña del Desierto por parte del Estado argentino, cuyo interés era tomar esos territorios de la Patagonia para desarrollar el Modelo Agroexportador. También durante la Guerra del Pacífico, que tuvo como consecuencia la pérdida del territorio con salida al mar para Bolivia, en beneficio de la burguesía chilena; se avanzó en contra de las comunidades originarias y a favor del extractivismo del salitre. En este sentido vemos cómo la formación de los Estados implicó también el desarrollo del sistema capitalista, que favorece los intereses de la burguesía nacional y principalmente la extranjera.
A principios del siglo XX, se reforzaba el neocolonialismo en nuestro continente, donde se producía la materia prima necesaria para las industrias de países imperialistas, generando así una dependencia constante. En particular, en México ingresaron capitales estadounidenses, durante la dictadura de Porfirio Díaz, entre 1884 y 1911. En estos años se llevó adelante una política agraria que consistió en la expropiación y concentración de las tierras en unas pocas manos, afectando a comunidades originarias y pequeños productores.
En 1911 estalló la Revolución, en la que se vieron involucradas las mujeres. Agarrando el fusil y colocándose los cartuchos cruzados en el pecho, pelearon por los ideales zapatistas o villistas. También ocuparon los roles impuestos de cuidar a los soldados heridos o de preparar los alimentos. Otras mujeres decidieron hacer un registro periodístico sobre los hechos para notificarlo al exterior.
A fines del siglo XIX y comienzos del XX en Argentina ya regía el código civil de Vélez Sarsfield que establecía que las mujeres no estaban capacitadas para nada y que las casadas eran menores adultas, sin derechos sobre sus bienes y sobre sus hijxs, ni siquiera sobre ellas mismas. Así lo era en todos los países de América Latina. Se naturalizaba que las mujeres debían mantenerse en el ámbito doméstico, en su rol de esposas y madres, sin tener la posibilidad de acceder a estudios superiores o mucho menos el derecho al voto.
Frente a esta situación, son muchas las que lucharon para cambiarlo todo. De esa sociedad fue parte la anarquista Virginia Bolten, quien tenía tan solo 14 años cuando encabezó la primera manifestación en Argentina del 1ro de Mayo, día de lxs trabajadorxs. Con un discurso reclamando justicia para los explotados de la tierra.
En 1896 Bolten junto al grupo Las Proletarias, editaron nueve números del periódico anarquista escrito por y para mujeres “La Voz de la Mujer”. Eran mujeres opinando, protestando y cuestionando al sistema opresor. Reclamaban su emancipación, su participación y el goce de los placeres en el banquete de la vida. En el reconocimiento de la opresión por parte de la burguesía a la clase trabajadora, las anarquistas veían cómo eran doblemente oprimidas al ser mujeres. Su lema más conocido fue “Ni dios, ni Patria, ni Marido”, al ser ateas, en contra del Estado y contra la opresión que significaba el matrimonio.
Si pensamos en otra mujer que ha contribuido enormemente en el cambio social, pensamos en Evita, la abanderada de lxs humildes. Como primera dama, compañera del presidente Juan Domingo Perón, Eva nunca estuvo en segundo plano, todo lo contrario. Las mujeres seguían careciendo de derechos políticos, por lo cual su acción en el gobierno desde 1946, despertó muchos odios. Pero más fuerte es el amor que despertó en el pueblo. Siempre junto a sus queridxs descamisadxs. La Fundación Eva Perón, cuya acción se centraba en el concepto de justicia social, fue clave para la vida de muchas mujeres, al comprometerse con su situación de pobreza y darles la posibilidad de tener una salida laboral. Se crearon instituciones que estaban dirigidas por y para mujeres: hogares de tránsito, escuela de enfermeras y el Hogar de la empleada.
También los derechos políticos fueron conquistados en Argentina. Si bien fue una lucha de feministas socialistas desde principios del siglo XX, Eva en su rol activo en el gobierno logró, en 1947, la sanción del voto femenino y la posibilidad de presentarse a cargos electivos. Eva se enfrentó al odio de los hombres más poderosos y machistas de mediados del siglo XX, que tras su muerte brindaban y decían viva el cáncer.
Y si continuamos pensando en mujeres que se enfrentaron a hombres poderosos, pensamos en las hermanas Mirabal, Patria, Minerva y María Teresa. En 1930 asume el poder en República Dominicana, Rafael Trujillo Molina con un golpe de estado militar, llevando adelante la dictadura más larga en la historia del país. Se profundizó el desempleo, la censura y desapariciones de personas. Esta coyuntura radicaliza a las hermanas Mirabal y se suman a un grupo opositor a la dictadura llamado Agrupación Política 14 de junio. Ellas pasaron a hacerse conocer como “Las Mariposas”, apodo secreto para hacer gestiones y espionaje.
Un 25 de noviembre de 1960, las hermanas viajaban en auto junto a su chofer Rufino De La Cruz, cuando de repente fueron emboscadas por una patota que acabó con la vida de lxs 4 y quisieron hacer pasar su asesinato como un accidente automovilístico. La mentira no les duró y el asesinato de las Mariposas contribuyó al despertar del pueblo. Hoy en día es una fecha que conmemoramos como el Día contra la violencia hacia las mujeres.
Uno de los hechos históricos que más ha marcado a América Latina, sin dudas fue la Revolución Cubana. Su influencia significó una verdadera inspiración, de lucha contra el Imperialismo opresor de Estados Unidos, además del sueño de concretar una Patria grande. Hacia 1962 se hace eco de la necesidad de exportar la Revolución a todos los rincones de América Latina. Conmovida por esta lucha, Tamara Bunke Bider emprende su viaje a la isla caribeña donde estudia periodismo en la Universidad de La Habana. A sus 25 años, se suma al proyecto revolucionario para emprender su misión en Bolivia, en la guerrilla comandada por el Che Guevara. Tamara pasa a ser Tania. Para 1967, esta guerrilla es emboscada por el ejército boliviano, llevando al secuestro del Che que sería asesinado el 9 de octubre de ese año.
Hacia los años 70, el ideal revolucionario cobraba cada vez más fuerza en lxs jóvenes de la gran región, pero al mismo tiempo empezaban a enfrentarse a las peores dictaduras. Como “La noche de los lápices”, el operativo en el que se persiguió y secuestró a lxs jóvenes que militaban en la UES de la ciudad de La Plata y habían conseguido el boleto estudiantil, porque eran un potencial semillero subversivo. María Claudia Falcone fue una de esas estudiantes, que luchó activamente por el boleto, y daba clases de alfabetización en barrios populares de La Plata.
En los días encerrados en el pozo de Banfield, Claudia le cuenta a Pablo, uno de los sobrevivientes, que los milicos la habían violado. Para los hombres del terrorismo de Estado, la mujer que no estaba en su casa y militaba en algún movimiento político, era una puta. Doblemente transgresoras y altamente peligrosas, porque transgredían los valores sociales tradicionalmente constituidos en el ámbito de lo privado, de lo doméstico, y avanzaban sobre el espacio público y político reservado exclusivamente a los hombres.
Si recordamos a la dictadura en Argentina, inevitablemente pensamos en las Madres de Plaza de Mayo, que siguen siendo las madres de todas las luchas. En 1977se empieza a dar a conocer la desaparición de personas y la violación de los derechos humanxs, gracias a que las madres comenzaran a caminar en la plaza pidiendo por la aparición con vida de sus hijxs, y llamar la atención de los dictadores y de los medios de comunicación, de Argentina y del mundo, más en el 78 cuando muchxs se entretenían con el mundial de fútbol. Las Abuelas de Plaza de Mayo, sigue teniendo como como finalidad localizar y restituir a sus legítimas familias a todxs lxs hijxs de desaparecidxs durante la dictadura. Hasta el momento son 130 lxs nietxs recuperadxs que pudieron conocer la historia de sus madres y padres, y cómo fue que sus madres dieron a luz en los centros clandestinos de detención.
Gracias a las madres pudimos conocer la lucha de lxs desaparecidxs, saber cómo eran, cuáles eran sus sueños e ideales para lograr un mundo más justo. Esa lucha nos sigue inspirando para seguir adelante siempre, con grandes triunfos como el Aborto legal seguro y gratuito en Argentina, pero que aún falta en toda América Latina. Conseguimos otros triunfos, algunos muy chicos pero que siempre reconfortan, porque luchar contra el patriarcado que hace siglos nos oprime, no es nada fácil. Seguimos saliendo a las calles gritando Ni una menos, porque nos siguen matando y la justicia sigue siendo patriarcal.
Conocer la lucha de nuestra Matria Grande nos hace sentir hermanadas. En este día de las mujeres de las Américas, seguimos fuertes gritando que ¡nuestra Abya Yala va a ser toda feminista!