Publicado el 14/05/2020
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Desde los inicios de la Revolución Francesa, las mujeres acompañan las protestas contra la monarquía francesa. Pero a la hora de los "avances revolucionarios", ellas continúan siendo despojadas de sus derechos civiles y políticos.
Antes de comenzar con el hecho histórico en sí, vamos a repasar ¿Qué es una revolución? Significa un cambio de paradigma, hay un antes y un después del hecho revolucionario. A lo largo de la Historia, en su mayoría, las revoluciones son llevadas adelante por los grupos sociales más vulnerables hartos de injusticia y desigualdad. Por ejemplo, la Revolución Rusa, la Revolución de Haití, entre otros.
La Revolución Francesa además de estar representada por los sectores más empobrecidos y apoyada por la burguesía, es en mayor parte incitada por las mujeres, quienes participaron en la toma de la Bastilla o convocaron una extensa marcha hacia el Palacio de Versalles. Sin embargo, los logros de la revolución beneficiaron solo los intereses de la burguesía masculina dejando al margen las demandas feministas.
A fines del siglo XVIII, Francia se encontraba envuelta en grandes problemas financieros a causa de la ayuda económica que le había proporcionado a EEUU para lograr su independencia de Gran Bretaña. Además, sumando el derroche que realizaba la monarquía francesa para cumplir sus caprichos personales. Esta crisis arrastró consigo grandes hambrunas en el pueblo francés.
Para evitar que las dificultades económicas desencadene una crisis política, el rey Luis XVI decide convocar a los Estados Generales. El Primer Estado lo representaba el rey, el Segundo Estado la aristocracia y el clero (grupo religioso cristiano), y el Tercer Estado el pueblo. Desde el principio, el conflicto que los Estados Generales debieron resolver fue el problema de la representación: ya que el Tercer Estado poseía el doble de número que los dos restantes, y podía dominar únicamente si se votaba por individuos, y no por Estados separados. Por esa razón, el Tercer Estado decide tomar las riendas. Determinan unilateralmente que sus miembros eran los representantes de la Nación, y adoptan el título de Asamblea Nacional. El rey en un intento de reafirmar su autoridad frente a este hecho y en oposición a las reformas que quería llevar a cabo la Asamblea Nacional, decidió desplegar las tropas alrededor de París y Versalles.
Ante la falta de reformas o alguna solución que amortigüe la crisis económica, el 14 de julio de 1789, mujeres y hombres hambrientxs se sublevan en París. Este hecho es conocido como el asalto a la Bastilla, era la prisión del Estado que representaba la autoridad real.
Théroigne de Mericourt formó parte de ese momento y llegó a escalar las torres de la Bastilla. Su pasión era la política, pudo formarse en los jardines del Palais Royal en donde generalmente se discutía sobre asuntos políticos, y ella lo recordaba de esta manera:
Al principio entendí poco las deliberaciones, pero gradualmente llegué a ver la luz y comprendí que allí estaba el Pueblo enfrentando cara a cara con el Privilegio. Mi simpatía por su causa aumentó a medida que me informé mejor, y se transformó en un amor ardiente cuando me persuadí de que el derecho y la justicia estaban del lado del Pueblo.
(Kelly, 2004).
Uno de los objetivos de la Asamblea Nacional era crear la “Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano”, y lo lograron en el mes de agosto. La idea principal era la libertad del individuo, pero solo de sexo masculino: “los hombres nacen y permanecen libres e iguales en sus derechos”. ¿Se puede llamar a este declaración “revolucionaria” si la mitad de la población de Francia se vio despojada de aquellos beneficios de libertad? Enseguida, Olympe de Gouges, actriz y escritora, se dio cuenta de aquella discriminación hacia las mujeres. Sostiene en su escrito titulado “Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana” (1791):
Mujer, despierta; el rebato de la razón se hace oír en todo el universo; reconoce tus derechos. (…) El hombre esclavo ha redoblado sus fuerzas y ha necesitado apelar a las tuyas para romper sus cadenas. Pero una vez en libertad, ha sido injusto con su compañera. ¡Oh mujeres! ¡Mujeres! ¿Cuándo dejaréis de estar ciegas? ¿Qué ventajas habéis obtenido de la Revolución?
En su escrito no solo convoca a las mujeres para que alcen la voz en protesta de sus derechos sino también establece una serie de artículos. En ellos se menciona la igualdad entre la mujer y el hombre, participación en cargos públicos, acceso a su patrimonio familiar, libre expresión de sus pensamientos, entre otros. Unos años después, la Asamblea Nacional le va a conceder algunos de estos derechos, como la herencia familiar, el derecho de atestiguar en cuestiones legales y el divorcio de carácter legal e igualitario.En este último, muy pocas mujeres tenían la posibilidad de dejar a sus maridos por la falta de sostén económico.
De manera reiterativa el rey se negaba a ratificar la “Declaración de los derechos del Hombre y del Ciudadano”. En definitiva lo haría el 5 de octubre. Ese mismo día, una protesta protagonizada por mujeres, se encaminan hacia el Palacio de Versalles con la consigna inicial de regular los altos precios de los alimentos. Esta sacrificada protesta, de casi veinte kilómetros bajo la lluvia y el viento, logró otro cometido. El traslado del rey y la familia real a París para así abandonar los lujos del Palacio de Versalles y encontrarse más cerca del Pueblo. Sostiene Kelly, investigadora inglesa, sobre este hecho:
La marcha de las mujeres sobre Versalles, como la toma de la Bastilla, fue uno de los grandes hechos simbólicos de la Revolución Francesa, inmenso por sus efectos sobre la imaginación europea. La imagen que no beneficiaría la causa de los derechos femeninos, pues ayudó a caracterizar a las mujeres, cuando llegó la reacción frente a la Revolución [se refiere a Robespierre], como seres peligrosos y desnaturalizados y, por lo tanto no aptos para representar un papel en política.
En definitiva ¿Puede llamarse “revolución” a la Revolución Francesa? ¿Es un hecho revolucionario que contempla el beneficio de todo el pueblo sin discriminar de forma sexista? Por lo visto, a mi parecer es un rotundo no. Durante todo el proceso revolucionario las mujeres de manera individual o colectiva y por diferentes medios intentaron reclamar los derechos que le correspondian. Olympe de Gouges con su escrito “Declaración de los derechos de la Mujer y la Ciudadana” intentó abrirles los ojos a las mujeres pero enseguida fue silenciada por los medios de comunicación y los miembros de la Asamblea Nacional, y más tarde fue mandada a la guillotina durante el período de Robespierre.
La perspectiva feminista nos permite contar la Historia de manera muy diferente. La Revolución Francesa, nos da un claro ejemplo. Ahora puede quedar retumbando en nuestros pensamientos la siguiente pregunta: la Revolución Francesa ¿fue una “Revolución”?.