Publicado el 09/07/2020

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Todes hemos oído hablar de Mercedes Sosa como una de las mejores cantautoras del país y Latinoamérica. ¿Cuál es su legado? ¿Qué la hizo tan relevante? Nacida el día y en la ciudad que se declaró la independencia de nuestro país, veremos la historia de la Voz de Latinoamérica.

Haydée Mercedes Sosa nació un 9 de julio de 1935 con los estruendos de los fuegos artificiales durante el festejo del Día de la Independencia en la ciudad de San Miguel de Tucumán. Le pusieron Mercedes por su abuela paterna. La mamá le quería poner Marta. Su papá era carbonero, alimentaba las chimeneas, un laburo en el que nadie terminar debido a su insalubridad y porque se ganaba una miseria.

Los pocos ingresos que tenían apenas alcanzaban para vivir. Algunos días no llegaban a comer la cena, y toda la familia iba al Parque 9 de Julio a la noche para que Mercedes y sus hermanos no sintieran el olor a comida de las otras casas y no sufrieran tanto el hambre.

Fue a la escuela pública de San Martín en Tucumán. Allí ya se destacaba con su voz y fue invitada a cantar el himno en la escuela. Según sus profesores era una estudiante inquieta y trabajadora.

Aun siendo menor, empezó a ganar dinero cantando y enseñando folclore en las escuelas. A su madre no le gustaba que cante, el ambiente artístico estaban mal visto, particularmente el folclore que era asociado al alcohol y a las fiestas. Mercedes cantaba en distintas peñas y para el partido peronista. Todo lo que ganaba trabajando lo destinaba a ayudar a su familia.

Como muches artistas, Mercedes fue parte de una generación que le dolía el país, que le dolía la situación del mundo. Pensaban la historia de Latinoamérica con la consciencia de ser un continente golpeado, anhelaban un mundo digno y transformar la realidad.

En este contexto, sumado al “boom del folclore” de los años 60s, se creó el Movimiento del Nuevo Cancionero, un movimiento artístico y literario con una proyección social de la música popular y con una mirada latinoamericanista. El Manifiesto del movimiento resaltaba al pueblo como el auténtico cantautor que se renueva constantemente y hacía hincapié en el rol político del artista. El movimiento aglutinaba a varies artistas del folclore, siendo Mercedes una de las impulsoras y, a lo largo de los años, fue expandiéndose a otros géneros y también a otros países latinoamericanos.

El Nuevo Cancionero se propone buscar en la riqueza creadora de los autores e intérpretes argentinos, la integración de la música popular en la diversidad de las expresiones regionales del país. […] Quiere aplicar la conciencia nacional del pueblo, mediante nuevas y mejores obras que lo expresen. Busca y promueve la participación de la música típica popular y popular nativa en las demás artes populares. […] Rechaza a todo regionalismo cerrado […] Busca valorar, profundizar, crear y desarrollar el arte popular y en ese sentido buscará la comunicación, el diálogo y el intercambio con todos los artistas y movimientos similares del resto de América.

La Negra dio su primer salto cuando fue invitada por Jorge Cafrune a tocar en Cosquín en 1965, el festival de folclore más grande del país, donde deslumbró a todes. Escucharla era escuchar la fuerza de la juventud rebelde de la época. Pese a su alto reconocimiento, Mercedes seguía siendo una mujer humilde y, al separarse de su primer marido, continuó en la pobreza con su hijo.

Años más tarde, ya casada con su segundo marido, Pocho Mazitelli, arranca su primera gira por Europa. “Nuestra Mick Jagger” decía León Gieco. La Negra había conquistado al público internacional y había trascendido las barreras del idioma. Aún así, Mercedes confiesa timidez, miedo y nervios al cantar en público. Los dolores de estómago eran normales cada vez que arrancaba un concierto. “Me gusta verle la cara a la gente cuando canto” decía.

Los años 70s trajeron los momentos más oscuros en la historia de Argentina. Bien sabemos que los artistas no quedaron afuera de la persecución de las Fuerzas Armadas. Los militantes de la época cantaban las canciones de Mercedes. Ella representaba la voz de esos jóvenes y también tuvo la valentía de representarles.

1975 fue uno de sus años más duros para La Negra. Perdió a su marido. Le prohibían tocar en varios lados. La Triple A (Alianza Anticomunista Argentina) le mandó un telegrama instándola a que “abandone el país o aténgase a las consecuencias”. Ese mismo año, recibió amenazas de muerte varias veces. Durante uno de sus conciertos, ingresaron los militares y Mercedes, su hijo y 80 personas del público fueron detenides. “Me están acorralando” escribió en una carta a un amigo poco antes de dejar el país. Se exilió en París con mucho dolor por dejar a su gente.

La Negra sentía pasión por el ser humano, pasión por la paz en el mundo. Era comunista, no levantaba la hoz ni el martillo, pero sostenía esos ideales y fue perseguida por ello. En el exilio, con mucha soledad, siguió conquistando Europa y Japón hasta que, finalmente, en 1982 pudo volver a Argentina “No veía la hora de volver. Estaba desesperada”

En los últimos jadeos de la dictadura retoma su canto en compañía de muchos músicos de rock que se gestaron en los años 70s: León Gieco, Gustavo Santaolalla y Charly García por nombrar algunos.

Su carrera musical se destacó por llevar adelante un amplio desarrollo artístico e interpretaciones. Ella adaptaba sus shows de acuerdo al país que visitaba, trascendía los géneros musicales y rompía barreras culturales. Del folclore al tango, de la música clásica al rock. “La voz del tercer mundo, porque si no decir, la voz de Latinoamérica” decía Milton Nascimento sobre Mercedes.

Los intelectuales, como los artistas debemos ser permanentemente como las centinelas de lo que significa la democracia. Luchar contra la impunidad. Los artistas volvemos a estar en las plazas públicas luchando > contra la impunidad, contra la gente que desaparece y no la encontramos, contra niñas violadas y muertas y masacradas que tampoco se descubre qué pasó. En fin, hay muchos problemas de los cuales los artistas debemos hablar.

Mercedes Sosa


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